sábado, 20 de septiembre de 2014

Sófocles no vive en Caracas



Como venezolano e intento de cinéfilo me siento muy involucrado y preocupado con el estado del cine nacional. Pienso que hemos estado haciendo una misma película de malandros desde hace varios años.  Ahora bien; policías y ladrones han sido tema de fantásticas historias desde antes del cine. Cualquiera puede decir, que no todas las películas sobre el crimen tienen que ser iguales, que uno puede hacer humor negro y acción como “Reservoir Dogs”. Dramas corta venas como “Cuando el diablo sepas que has muerto” o argumentos extraños y divertidos, como: “el Gran Lebowsky”.


No sé, porque en la clases de cine en la UCV enseñan que solo se puede hacer el mismo drama, con la misma mujer “echada pa’ lante”, el mismo joven víctima de las circunstancias y el mismo malandro “malo maloso” que no tiene ninguna cualidad redimible (el cual casi siempre es de tez oscura, pero eso es otro tema). Nos está haciendo mucho daño, estamos perdiendo público y para nuestro cine esto es muy preocupante. Así que, si alguien con influencias y ganas de hacer cine lee esto, le diré cómo hacer un cine diferente y mucho más divertido.

Es muy sencillo: primero, haz cine para los venezolanos, no creas que descubriste el agua tibia porque decidiste mostrar la inhumana y dantesca realidad de los barrios venezolanos, ya todos sabemos, si Spike lee no tenia que explicarte que había racismo en Nueva York  pero todos lo entendíamos en Do The Right Thing. Entonces, ¿Porqué todos los snob criollos que saben usar una cámara creen que el público de aquí no sabe de la criminalidad e inseguridad que lo acompaña todos los días, la idea de un venezolano que no sepa del crimen es casi cómica, pero así es como nos ven nuestros directores de cine, como ignorantes.  Y la peor parte es que por estar contando la misma historia muchas veces, nos perdemos de: ver nuestra mundana locura venezolana en las salas, de ver las cosas que todos sabemos y nadie nos enseñó, nuestras reglas no dichas para sobrevivir en Venezuela.  Estas cosas son la razón por la cual vamos a ver Cine Venezolano, para sentirnos reflejados en la gran pantalla. 
Así lo pienso. No hemos ni logrado hacer una película que nos haga sentir caraqueño. P¿orqué Woody Allen y Martin Scorsese le hacen cartas de amor a Nueva York en casi toda sus películas y no hay ni un director que pueda mostrar un poquito de la Caracas que conocemos y que en los días buenos queremos? No podemos dejar a Sófocles a un lado y divertirnos haciendo cine. El mejor ejemplo de que esto funciona es Papita, Maní, Tostón,  la cual es bajo cualquier estándar formal una muy mala película, pero como es divertida y nos habla con familiaridad es casi la película más vista en Venezuela.
 Para concluir, solo quería volver a recordarle a los cineastas de Venezuela que por favor  hablen como si uno también viviera aquí. Y si aceptan humildes peticiones, de vez en cuando hagan finales felices. 

Por: Tómas Varela

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